Camino Norte una ruta deliciosa
Camino Norte una ruta deliciosa.
Por Esther Muro
Camino Norte una ruta deliciosa.
Mi nombre es Esther, soy de Barcelona, peregrina de la vida y me declaro locamente enamorada del Camino Norte de Santiago.
Mi primer contacto con el Camino de Santiago fue en el Camino Francés, que caminé dos veces, una en el 2007, desde Astorga, y una segunda en el 2013, desde Roncesvalles. Las dos experiencias fueron increíbles y la segunda de ellas, tras más de un mes caminando hasta Santiago de Compostela, fue simplemente mágica. Este segundo Camino trajo a mi vida un nuevo trabajo, que amo y me apasiona, y a la persona que más quiero en el mundo, junto con mi madre, y con la que decidí compartir mi camino en la vida… pero esa es otra historia…
Así que después de una licenciatura en Administración y Dirección de Empresas, un máster en Cooperación Internacional para el Desarrollo y más de diez años de trabajo en ONGDs gestionando proyectos de cooperación internacional, me lancé al
Pero lo que realmente quería explicaros en este artículo es cómo me he enamorado del
Así que qué mejor manera para explicaros las razones por las que me he enamorado y me sigo enamorando todos los días, de este camino, que utilizando los 5 sentidos y explicaros así por qué considero este Camino, una Ruta Deliciosa para los sentidos.
«Los seres humanos piensan que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen porque dejan de enamorarse».
Gabriel García Márquez
La Vista
Sentido que se deleita cuando llegamos al tour Camino Norte, con los paisajes llenos de verde de diferentes tonos, esas praderas, esos bosques, esas colinas cubiertas de árboles y plantas, esos parques, plazas y paseos, acompañados todos ellos del siempre presente mar Cantábrico, con su azul intenso, que te traspasa el alma. Sus playas, sus acantilados, sus muelles y faros. Comenzando en el País Vasco (San Sebastián y Bilbao), siguiendo por Cantabria (Castro Urdiales, Santillana del Mar, Comillas, San Vicente de la Barquera), continuando por Asturias (Cangas de Onís, Picos de Europa, Covadonga, Oviedo, Cudillero) y llegando finalmente a Galicia (Ribadeo, la playa de las Catedrales), para comenzar a caminar tierra adentro atravesando TerraChá, Sobrado dos Monxes y acabar juntándonos con el Camino Francés, para alcanzar, finalmente Santiago de Compostela.
Disfrutar de obras de arte que se integran en el entorno en el que se encuentran, como la escultura de «El peine del Viento», de Eduardo Chillida, en San Sebastián; o el propio edificio del museo Guggenheim, de Bilbao, que según la perspectiva y la luz del día, se puede convertir a nuestros ojos en un barco o un pez plateados… o de “la mascota” (“the puppy”) de Bilbao, escultura floral de Jeff Koons, símbolo de la ciudad y que fielmente recibe a todos sus visitantes frente al museo Guggenheim, del que forma parte en su colección permanente.
Descubrir la llamada “Capilla Sixtina del Paleolítico”, en la Cueva de Altamira, o poder visitar la “Cámara Santa” en la Catedral de El Salvador, en Oviedo, donde se encuentran custodiadas, entre otras, las santas reliquias, como el Santo Sudario que, según la tradición, se corresponde con el que fue colocado en el rostro de Jesucristo en el descendimiento de la cruz y hasta su definitivo entierro, o la preciosa Cruz de la Victoria, enseña del Principado de Asturias y principal símbolo representativo de este principado.
La visión de la Catedral de Santiago frente a ti, al llegar a la Plaza del Obradoiro, y poder mirar la figura de Santiago, allí presente, y emocionarte al decirle “Hola Santiago, aquí estoy. He venido a verte”.
La visión de los tiraboleiros*, en la Catedral de Santiago, que hacen posible el vuelo del botafumeiro*… del mismo vuelo que nunca vamos a olvidar!
«He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos».
Frase. El Principito
El Tacto
Que delicia sentir cómo la brisa del mar nos acaricia la cara, mientras caminamos descalzos por la playa de la Concha, en San Sebastián, o la playa de San Vicente de la Barquera, sintiendo cómo la arena nos masajea los pies y las olas del mar nos los refrescan.
Caminar por sendas, como la “Senda de los misterios del mar”, entre La Isla y Huerres, en Asturias, que nos regalan la posibilidad de ir acariciando con la mano las plantas del camino y sentir cómo nos cosquillean las palmas de las manos, mientras disfrutamos de los acantilados en los que rompen las olas del mar Cantábrico y el viento del norte nos llena los pulmones de aire puro. Acariciar un animal que se nos cruza en el camino y sentir la paz que eso nos regala. Tocar las piedras de los muros que se alzan a lo largo del camino, de las paredes de la Iglesia de San Salvador de Priesca (en Priesca, Asturias), el monasterio de Sobrado dos Monxes (en Galicia), la catedral de El Salvador (en Oviedo) y la de Santiago de Compostela (en Galicia), que fueron construidas hace cientos de años, sentir su energía, e intentar imaginar cómo era la vida en aquellos tiempos.
Abrazar a nuestros compañeros peregrinos y sentir cómo nos abrimos a los otros y al mundo, dando permiso a nuestro corazón para que vuele sin miedo y con confianza, y dejando que la mente se abra siguiendo su camino.
Y acabar el tour sintiendo una felicidad inmensa al abrazar la estatua del apóstol Santiago, que preside el altar mayor en la Catedral de Santiago de Compostela.
El Oído
Escuchar el silencio del campo (y muchas veces escuchar el ruido del silencio en nuestra mente), acompañado del canto de los pájaros, el mugido de una vaca, el ladrido de un perro en la distancia…el sonido de las olas del mar rompiendo en la arena, o contra las rocas, donde viven los percebes y otros moluscos que hacen del marisco de la costa Cantábrica, uno de los más deliciosos del mundo.
Deleitarse con las risas de nuestros compañeros peregrinos y de la nuestra propia, al sentir que estamos viviendo uno de los viajes ¡más increíbles de nuestras vidas!
Y disfrutar con el canto en la misa del peregrino, en la Catedral de Santiago, donde nuestra hermana María Victoria, nos deleita con su voz angelical, transmitiéndonos todo su amor y alegría, y finalmente con el himno de Santiago, que suena durante el vuelo del botafumeiro.
El Olfato
El olor a tierra mojada, a mar y a campo.
La exquisita sensación de oler las comidas más deliciosas que vamos a degustar… en el tour de pintxos en San Sebastián, en los restaurantes más exquisitos de estrella michelín en San Sebastián (País Vasco) y San Vicente de la Barquera (Cantabria)… y saber que esa experiencia culminará inolvidablemente.
Y cómo olvidarse del olor a incienso que desprende el Botafumeiro, en su vuelo por la Catedral de Santiago, tras la misa del peregrino.
El Gusto
Ya sólo de imaginarme las verduras frescas, las frutas, el marisco, los pescados, los quesos, las carnes, los pintxos… todo ello maridado con los mejores vinos y bebidas más tradicionales, el txacolí (País Vasco), la sidra (Asturias), el orujo (Galicia)… y mucho más… se me hace la boca agua, y hace de esta ruta, si cabe, una ruta todavía ¡más deliciosa!
Y así podría seguir y seguir explicándoos todas las cosas que hacen de este tour Camino del norte, una ruta deliciosa… pero prefiero que seáis vosotros mismos los que vengáis y disfrutéis de todas esas delicias y después de vivir todas estas experiencias, me digáis si, como yo, os habéis enamorado de esta ruta deliciosa.
GLOSARIO:
Botafumeiro: Enorme incensario que sólo se puede admirar en la Catedral de Santiago de Compostela en misas solemnes. Para muchos peregrinos es un símbolo de purificación y nueva vida tras la peregrinación.
Tiraboleiros: son los encargados de hacer funcionar el botafumeiro de la catedral de Santiago, otorgándole su característico movimiento pendular, con precisión casi matemática, a una velocidad que alcanza los 68 km/h y una altura de unos 20 m. Habitualmente son ocho -hasta ahora siempre hombres- y se encargan también de su cuidado. Van vestidos con unas amplias, largas y características capas de color malva, llamadas roupóns.